Maldita
razón, ¿por qué me anulas? ¿No entiendes que prefiero al corazón?
Maldita
cabeza, llena siempre de ideas, de advertencias. “Ten cuidado, vas a sufrir, ándate con ojo, ese tipo no es de fiar, te
hará daño, te harán dudar”. Cállate estúpida, ¿no ves que prefiero amar?
Qué
pocos somos ya los que vemos que el corazón le puede a todo. “¿Y qué es un corazón? Es solo un músculo,
late para que puedas vivir. Sin él, simplemente morirías”. Déjame, no te
quiero escuchar. Sin ti, simplemente no pensaría. Tal vez viviría más, tal vez
me equivocaría, pero aprendería. ¿Y lo especial que sería arriesgarse por un
amor?, ¿y lo satisfactorio que resultaría salir exitoso?… ¿Qué te diría entonces?
Maldita cabeza, me arriesgué y gané, luché sin tu ayuda, vencí y soy feliz…
Maldita
conciencia, ¿por qué eres tan incómoda? ¿Tanto daño te han hecho que ahora solo
quieres estar sola?
Y es
que, para una vez que te uso y me pongo a pensar me doy cuenta de que hemos
perdido la batalla, los que estamos dispuestos a dar, los que el amor que
tenemos lo queremos regalar.
¿Que "qué es el amor” me vas a preguntar? Lo has olvidado, y te entiendo. Ya no existen personas que quieran apostar. Elegimos la prudencia, el miedo, elegimos escucharte a ti, y tener un motivo para llorar… ¿por qué siempre ganas? Si tú posees la negativa, si te regocijas en el dolor y lo alimentas, alzando un tabique de hormigón que atrape a nuestros sueños. Tienes una alarma que salta cada vez que hay un sentimiento, buscas un motivo para esconderlo y acabas con él. ¿Por qué siempre te elegimos? Si el corazón es el que acaba con el sufrimiento, si él es capaz de cerrar cicatrices y ver lo bueno de cada situación. Si es él quien nos hace sonreír como cuando éramos niños… cómo cuando éramos básicamente felices.
¿Que "qué es el amor” me vas a preguntar? Lo has olvidado, y te entiendo. Ya no existen personas que quieran apostar. Elegimos la prudencia, el miedo, elegimos escucharte a ti, y tener un motivo para llorar… ¿por qué siempre ganas? Si tú posees la negativa, si te regocijas en el dolor y lo alimentas, alzando un tabique de hormigón que atrape a nuestros sueños. Tienes una alarma que salta cada vez que hay un sentimiento, buscas un motivo para esconderlo y acabas con él. ¿Por qué siempre te elegimos? Si el corazón es el que acaba con el sufrimiento, si él es capaz de cerrar cicatrices y ver lo bueno de cada situación. Si es él quien nos hace sonreír como cuando éramos niños… cómo cuando éramos básicamente felices.
Felicidad,
hermosa palabra ¿verdad? Dime, ¿tú la puedes calcular? ¿Puedes decirme la
fórmula científica para crearla? Vamos, dímela, seguro que la conoces. Y, si no,
ya la inventarás. Pensarás, si, pensarás un plan, una estrategia para fabricarla…
¿Cuál es tu felicidad? ¿Apartarme de la mía? La que solo mi alma y mi corazón
me pueden proporcionar.
Estarás
orgullosa, querida razón. Te gusta separar. No soportas arriesgar, no toleras
perder. ¿Te has parado alguna vez a pensar qué pasa cuando dos almas lloran
porque se quieren encontrar? ¿Te has parado a sentir lo que sienten dos mentes
que de ti se quieren liberar?
Por eso
te rechazo. Por eso prefiero luchar, porque la cabeza sirve para las
matemáticas, y el corazón al final, se queda solo. No será el mío, alguien debe
quedar por ahí que esté harto de esperar, que a ti, maldita cabeza, no te
quiera escuchar.
Adrián Peña (ChicoTóxico)
Sígueme en Twitter: @Droximilian
Me ha emocionado mucho!
ResponderEliminarMe alegro muchisimo de que te haya llegado. Creo que lo importante es conseguir que quien lo lea se identifique con ellos :) Un besazo
Eliminar